Tras el alto el fuego entre Israel e Irán, la atención global vuelve a la devastada Franja de Gaza y la urgencia de un acuerdo para detener los ataques, aliviar el drama humanitario y liberar a los rehenes de Hamas. El conflicto en Gaza, que ya lleva 20 meses, sigue cobrándose decenas de víctimas diariamente; solo en las últimas 24 horas, murieron 74 gazatíes y 371 resultaron heridos, además de siete soldados israelíes.
Los números del conflicto son desgarradores: desde su inicio el 7 de octubre de 2023 con la masacre de Hamas, más de 56.000 palestinos murieron por la campaña militar israelí, según datos del Ministerio de Salud gazatí que la ONU considera fiables. Por el lado israelí, fallecieron 440 soldados y alrededor de 1200 civiles y miembros de las fuerzas de seguridad. A pesar de la devastación, el presidente estadounidense Donald Trump se mostró optimista sobre los "grandes avances" hacia una solución en Gaza.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, busca aprovechar el impulso del fin del conflicto con Irán para cerrar el capítulo de Gaza y fortalecer su posición política, incluso con vistas a posibles elecciones anticipadas. Sin embargo, enfrenta una creciente presión internacional para poner fin a la guerra y al sufrimiento gazatí; un comité de la ONU llegó a afirmar a fines del año pasado que la ofensiva israelí en Gaza "es consistente con las características de un genocidio", aunque Israel rechazó enfáticamente esta acusación.
El enclave está en ruinas, la infraestructura fue reducida a escombros y la mayoría de los gazatíes sobreviven en tiendas o edificios destruidos, dependiendo de una ayuda humanitaria que llega a cuentagotas y con un sistema sanitario colapsado. En este contexto, Qatar, un mediador clave, anunció una nueva iniciativa para lograr un alto el fuego, y Hamas confirmó una intensificación de las conversaciones en las últimas horas.
La presión sobre Netanyahu también es fuerte a nivel interno. La oposición israelí exige un acuerdo que permita el regreso de los rehenes. El Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas advertió que "el fin de la operación en Irán, sin la repatriación de todos los rehenes, sería un grave fracaso diplomático".