En el marco del Día del Circo, la artista Luz Echeverría, de la Fundación Fluir, compartió en diálogo con Radio Facundo Quiroga su historia y pasión por las acrobacias aéreas, disciplina que introdujo y ayudó a desarrollar en Resistencia. “Hace un montón de años vine a Resistencia y me habían convocado para una obra de teatro que necesitaba algo parecido al circo, acrobacia. En ese momento todavía no había acá estas disciplinas, así que fui a un taller de tela y quedé enamoradísima”, recordó.
Echeverría contó que su formación fue totalmente autogestionada, viajando cada año a Buenos Aires para capacitarse. “Acá no había, así que tenía que ir a tomar clases a Buenos Aires todos los años, ir un par de semanas a capacitarme y venir acá y seguir entrenando”, explicó. Con el tiempo, pasó de alumna a maestra: “Arranqué dando clases en la terraza de mi casa con tres inscritas y un cartelito que decía ‘¿Quién se anima a volar?’”.
Con orgullo, destacó el crecimiento de la disciplina y de su escuela. “Ahora tenemos una escuela grande con dos sedes en Resistencia y muchas personas que se capacitaron y tienen sus propias escuelas. Cada vez es más grande esta disciplina en la ciudad”, celebró.
Al describir lo que siente al estar suspendida en el aire, Echeverría fue contundente: “Por eso mi escuela se llama Fluir. El pensamiento desaparece, estás en conexión con vos mismo, con el universo, con lo que sentís. Es increíble”. También mencionó una experiencia única con otra técnica circense: “La suspensión capilar fue mágica. Fue la primera vez que sentí realmente la sensación de volar”.
Finalmente, subrayó que las acrobacias aéreas combinan técnica y práctica más que fuerza pura. “No hace falta tener fuerza para empezar. La fuerza se va adquiriendo y la técnica se incorpora. Es todo, ambos a la vez”, concluyó.
