Diego Zalazar es papá y profesor de Noah, el niño de tan solo cinco años que acaba de alcanzar el primer puesto en el ranking nacional de ajedrez en la categoría sub 8. En diálogo con Radio Facundo Quiroga, explicó que el logro fue sorpresivo: “No lo esperábamos, porque tiene cinco años, y aunque jugó su primer torneo a los cuatro años y diez meses, sigue siendo muy chiquito”. Noah compite con chicos mayores y aun así no deja de sorprender.
Zalazar contó que el interés por el ajedrez surgió de manera espontánea. “Desde los tres años ya pedía jugar. Aprendió viendo un canal de YouTube que mostraba piezas de ajedrez con pañales, algo muy llamativo. Yo me di cuenta de que ya sabía mover las piezas sin que nadie le enseñara”. Desde entonces, el aprendizaje fue acompañado en familia y con el apoyo de referentes locales como Javier Sosa y Alessandro Manzone. “Yo enseño desde 2009, pero como padre uno necesita también otras miradas”, reconoció.
El entrenamiento de Noah es constante, aunque no forzado. “Tiene el mejor hábito de entrenamiento que yo”, aseguró entre risas. El niño entrena entre una hora y media y dos por día, por su propia cuenta: “Le doy ejercicios tácticos, estratégicos, aperturas y finales. Él los resuelve con mucha naturalidad”. Ya acumula más de 15 premios y trofeos desde que comenzó a competir, participando en torneos casi todos los meses.
Consultado sobre cómo maneja Noah las emociones que implica competir, Zalazar destacó su madurez: “Perder no le afecta. Siempre compitió con chicos más grandes, entonces lo tiene asimilado. Lo importante es que él lo disfruta, para él es un juego más, habla de ‘truquitos’ y se divierte antes y después de cada partida”.
El entorno familiar apuesta a que Noah crezca con libertad. Si bien el talento no pasa desapercibido entre clubes y federaciones, el padre remarcó que “todo se limita a lo que él quiera. Si quiere jugar más, jugamos más. Si quiere ir a la plaza, va a la plaza. No se negocia su infancia”. En su jardín, Noah comparte sus trofeos con sus compañeros y hasta motiva a otros niños a acercarse al ajedrez. Un pequeño gran referente, que ya inspira desde su juego.
