“Le vamos a dar la vuelta. No lo pienses más. Es un reto, flota y cierra". Estas fueron las palabras que el entrenador Ramón Cid le dijo a la atleta y reciente campeona de pentatlón María Vicente, tratando de aliviarla luego de haber vivido una situación surrealista durante una competencia de salto.
El insólito incidente, inédito tanto para ella como para la mayoría de los que se encontraban presentes este domingo en la pista madrileña de Gallur, España, se produjo cuando María voló sobre los 6 metros y medio, cerca de su marca personal (6,55). Hasta allí, todo indicaba un excelente comienzo, pero, antes de que se midiera el salto, las personas encargadas de eliminar las huellas sobre la arena, borraron la marca pasando el rastrillo en un confuso episodio que imposibilitó conocer la medición y que los jueces puedan registrarla.
Sin poder digerir lo ocurrido, la atleta atinó sólo a mirar su técnico, quien tampoco lograba dar crédito a lo sucedido. "¿Y ahora qué?", preguntaban. Así fue que, se abrió el debate con la jueza: había que repetir el salto.
Visiblemente enfadada, apenas tuvo tiempo de descansar, porque la pentatleta concursaba en segunda posición y no le cambiaron el orden. Hizo dos saltos en apenas unos minutos. En su segundo intento alcanzó los 6,24, con lo que no estaba demasiado contenta: tenía claro que el primero había sido más largo.
Justo después, Fátima Diame, vigente campeona, que había hecho nulo en el primer intento, se colocaba líder con un segundo de 6,42. En el tercero, no pudo completar el intento, 4,83. Para esto, María ya estaba muy cansada, por lo que su entrenador le decía: "Si quieres pasar uno, pasa. No se nos puede torcer la prueba", sugiriendo que no hiciera todas las tentativas, pero ella quería seguir. Es entonces que, hizo nulo en el cuarto y ajustó muchísimo en el quinto, pero también terminó siendo nulo. "Tienes recursos de sobra para esto. Ahora tenemos un reto, lo has hecho todo bien", insistía Ramón. En el último salto, María volvió a pisar la tabla: nulo, otra vez. Terminó visiblemente enojada, con lágrimas en los ojos.
El podio finalmente fue para Fátima Diame, que con su último salto alcanzó los 6,51 para revalidar el título en longitud; seguida por Tessy Ebosele con 6,31, y última, María.