El Chaco Oriental enfrenta un fenómeno de expansión urbana desordenada que amenaza la sostenibilidad de la región. Según una investigación de Fernando Martín Píccoli, estudiante de Geografía de la UNNE, este crecimiento está fragmentando territorios, afectando ecosistemas vitales como los humedales Ramsar, y transformando tierras agrícolas en urbanizaciones dispersas, poniendo en riesgo la calidad de vida de sus habitantes.
La urbanización descontrolada ha generado barrios sin servicios básicos, transporte público insuficiente y un acceso limitado a recursos esenciales. Este fenómeno, conocido como "sprawl", agrava las desigualdades y dificulta la conexión entre áreas urbanas. Además, las nuevas urbanizaciones a menudo se desarrollan en zonas propensas a inundaciones, aumentando el riesgo de desastres naturales y los costos asociados a su mitigación.
La especulación inmobiliaria complica aún más la situación. El aumento del valor del suelo expulsa a comunidades vulnerables y fomenta la gentrificación, desplazando a los residentes originales. Además, la reconversión de tierras agrícolas en espacios urbanos dispersos afecta la producción local de alimentos, encareciendo productos básicos y reduciendo la autosuficiencia alimentaria de la región.
Como solución, Píccoli sugiere un enfoque colaborativo que integre a gobiernos, urbanistas y comunidades para lograr una planificación territorial sostenible. Este modelo debe priorizar las necesidades de las personas por encima de los intereses inmobiliarios y fomentar un compromiso colectivo para construir un futuro más equitativo y resiliente.