Una devastadora tragedia sacudió en el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil, cuando un globo aerostático se incendió en pleno vuelo, dejando a ocho personas fallecidas. El incidente, que también registró 14 heridos, generó una profunda conmoción en el país y puso en el centro de la atención la seguridad de las actividades recreativas aéreas. El lamentable suceso ocurrió en Praia Grande, una localidad conocida como destino turístico para los amantes de los deportes aéreos.
El globo transportaba a 22 personas, según una fuente, o a 21 pasajeros, según otras, cuando las llamas lo envolvieron. Un dramático video, ampliamente difundido en redes sociales, captó el momento exacto en que la estructura del globo comenzó a arder, provocando su desintegración y posterior precipitación al suelo. Inmediatamente, personal de Bomberos y servicios de emergencia se movilizaron al lugar para atender a los afectados. Hasta el momento, las causas que desencadenaron este fatal incendio permanecen desconocidas.
El gobernador de Santa Catarina, Jorginho Mello, confirmó las muertes y expresó la consternación de las autoridades y la población ante el accidente. Inicialmente, se informó del rescate de dos personas con vida, mientras que el paradero del resto de los ocupantes permanecía incierto. Las labores de búsqueda y recuperación se vieron dificultadas por la topografía de la región, caracterizada por cañones y zonas boscosas de difícil acceso. Las autoridades continúan la búsqueda, advirtiendo que el número de víctimas fatales podría aumentar.
Esta tragedia no es un hecho aislado en Brasil, ya que es el segundo siniestro grave relacionado con globos aerostáticos en menos de una semana. Días antes, otro accidente en Boituva, San Pablo, había cobrado la vida de una persona y dejado 11 heridas. Esta preocupante recurrencia incrementa la alarma pública y la de las autoridades respecto a la seguridad de los vuelos en globo en el país. Se espera que organismos como la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) se vean obligados a reforzar inspecciones y a exigir mayores garantías a los operadores de este tipo de servicios.
La comunidad de Santa Catarina se mantiene en vilo, esperando novedades y que se logre esclarecer lo ocurrido para entender las causas del siniestro. Más allá del dolor y la complejidad del rescate, este accidente desató un debate crucial sobre la regulación y los controles aplicados a las empresas que ofrecen deportes de aventura. La esperanza es que se adopten las medidas necesarias para evitar que tragedias similares se repitan en el futuro y se garantice la seguridad de quienes buscan disfrutar de los impresionantes paisajes desde el aire.
