La sesión en el Senado de la Nación para debatir los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como ministros de la Corte Suprema estuvo marcada por una intensa puja política. La oposición logró reunir el número suficiente para discutir el rechazo de estas nominaciones, gracias a una alianza entre el bloque del PRO y el liderado por José Mayans. Este escenario generó fuertes tensiones y maniobras de último momento entre los distintos bloques.
El oficialismo intentó hasta último momento evitar la realización de la sesión. El presidente del bloque de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche, propuso aplazar el debate, pero su moción fue rotundamente rechazada por el PRO, la UCR y Unión por la Patria. La negativa se debió a la falta de negociaciones previas por parte del oficialismo tras un intento similar.
Ante la imposibilidad de postergar la sesión, los libertarios exploraron una alternativa controvertida: que el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, firmara un decreto para dar de baja la sesión. Esta posibilidad fue calificada como un “potencial escándalo” por los bloques opositores. La presencia de personas vinculadas al asesor presidencial Santiago Caputo alimentó estas especulaciones.
En un último esfuerzo, el oficialismo intentó incorporar al temario el proyecto de ley de Ficha Limpia, buscando desviar la atención de la votación sobre los jueces. Sin embargo, esta propuesta también fue rechazada, ya que la oposición consideró que no era apropiado mezclar temas en una sesión con un fuerte contenido institucional. Finalmente, la sesión comenzó con la presencia de senadores de Unión por la Patria, el PRO y la UCR, además de Francisco Paoltroni.
El ambiente en el Senado reflejaba la tensión previa, y desde la Casa Rosada no anticiparon la magnitud de la derrota que se avecinaba. Este episodio subraya las dificultades del oficialismo para avanzar con sus propuestas en un contexto de fragmentación política y una oposición fortalecida.
