A pesar de continuar su recuperación de una enfermedad respiratoria, el Papa Francisco envió un mensaje significativo para ser reproducido durante la Misa Crismal, marcando el inicio del triduo pascual de la Semana Santa. El Sumo Pontífice, quien no pudo participar físicamente en la ceremonia celebrada en la basílica de San Pedro, demostró su compromiso de mantenerse activo en las celebraciones más importantes del calendario católico.
En su homilía escrita, leída durante la misa oficiada por el cardenal Domenico Calcagno, Francisco expresó: "El campo es el mundo. Nuestra casa común, tan herida, y la fraternidad humana, tan negada pero imborrable, nos llaman a tomar posición". Además, añadió un mensaje de esperanza y misión: "La cosecha de Dios es para todos: un campo vivo, donde crece cien veces más de aquello que fue sembrado. Que nos anime, en la misión, la alegría del Reino, que recompensa todo esfuerzo".
Otro de los mensajes del Papa resaltó la importancia de la conversión para los sacerdotes durante el año jubilar, instándolos a "recomenzar bajo el signo de la conversión. Peregrinos de esperanza, para salir del clericalismo y convertirnos en anunciadores de esperanza". Estas palabras reflejan la centralidad de la reflexión y el compromiso en el mensaje del líder religioso para la Semana Santa.
Si bien se ausentó físicamente de la Misa Crismal, existía la posibilidad de que la "tenacidad de Francisco" lo llevara a estar presente en la cárcel de Regina Coeli para la misa del Jueves Santo y el tradicional lavado de pies. De esta manera, el Papa, a pesar de su convalecencia tras una hospitalización, buscó dejar su huella a través de sus mensajes en el inicio de los ritos de la Semana Santa.