El cardenal Luis Pascual Dri, fraile capuchino y confesor del Papa Francisco, falleció a los 98 años tras una vida entera dedicada a la fe, al perdón y a los más humildes. La noticia fue confirmada este martes por el arzobispado de Buenos Aires mediante un comunicado oficial que expresó: “Rezamos por su eterno descanso, con la certeza de tanto bien realizado por el padre Dri en nuestra Arquidiócesis”.
Sus restos serán velados en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya, en avenida Sáenz al 1000, donde durante décadas ofreció el sacramento de la confesión. Esta tarde, a las 18, se celebrará una misa de cuerpo presente, y la despedida concluirá mañana miércoles a las 9, con una Eucaristía presidida por el arzobispo Jorge García Cuerva.
Luis Pascual Dri nació en Federación, Entre Ríos, en el seno de una familia profundamente religiosa. A los 11 años ingresó al Seminario Capuchino, tras haber quedado huérfano a los 4. Fue confesor de Jorge Bergoglio durante años en el barrio porteño de Pompeya, y también lo atendió en Santa Marta ya siendo Papa. En 2023, Francisco lo nombró cardenal, aunque por su edad no participó del cónclave papal. “Yo era el primero que debía ser perdonado”, dijo Dri entre lágrimas al conocer la noticia de su designación.
Pese a su avanzada edad y a múltiples problemas de salud, como un cáncer de colon y varias fracturas, Dri nunca dejó su tarea pastoral. Confesaba desde su silla de ruedas en lo que llamaba la “catedral de los pobres”, con dulzura, cercanía y hasta caramelos. “Me gusta besar la mano del penitente”, decía. Francisco lo definía como “un maestro del perdón y de la reconciliación”, y celebraba su estilo entrañable: “Distribuía misericordia a baldazos”.
Su legado espiritual quedó plasmado en el libro No tengan miedo de perdonar, editado a pedido del Papa. Allí, Dri se preguntaba si era “demasiado indulgente”. Su respuesta la hallaba en la oración, con una frase inolvidable: “Le decía a Jesús: ‘¡Pero fuiste vos el que me dio mal ejemplo!’”.