El 25 de Octubre de 1938 es una fecha grabada a fuego en la historia de la literatura argentina, ya que en las primeras horas de esa trágica jornada, Alfonsina Storni tomaba la decisión de arrojarse a las aguas del mar, en la playa “La Perla” de Mar del Plata. La depresión que empujó su postrera decisión se había manifestado varias veces durante ese año. Por ejemplo, cuando inscribió su libro en el Concurso de Poesía le preguntó al director de la Comisión Nacional de Cultura, Juan José de Urquiza “¿Y si uno muere, a quien le pagan el premio?”, pregunta que en ese momento fue tomada como una broma, pero luego sus amigos extrajeron conclusiones de este dicho.
También el domingo 16 de octubre se encontró en Tigre con la poetisa Abella Caprile. Esta le comentó sobre su poema “Romancillo Cantable” publicado en el diario La Nación y Alfonsina le dijo que podía ser el último y le confesó que la neurastenia le hacía pensar en suicidarse. Su amiga, le prometió que rezaría unas oraciones por ella. Dos días después viajó a Mar del Plata. Fue a la estación Constitución acompañada de su hijo Alejandro a quien le pidió que que le escribiese, que lo iba a necesitar. Alfonsina le escribió dos cartas el 19 y 22 de octubre, en las que parecía que luchaba contra la decisión de terminar con su vida. El sábado 22 despachó una carta en el buzón. Contenía su poema “Voy a dormir”, el último que escribió. Desde allí, envió tres cartas: una a su hijo, Alejandro; otra a Gálvez, para que procurase que a su hijo no le faltase nada, y un poema de despedida al diario La Nación: “Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera, una constelación, la que te guste, todas son buenas; bájala un poquito”.
Inspirado en esos versos, Félix Luna escribió la letra inmortalizada en ritmo de zamba por el maestro Ariel Ramírez. “Bájame la lámpara un poco más, déjame que duerma, nodriza, en paz”. Aunque las características trágicas de sus últimos días quedaron destacadas, es injusto recordar a Alfonsina Storni sólo por eso. En sus 46 años ella logró erigirse en una poeta de renombre en todo el continente, con un estilo refinado, original y con una intensidad inaudita para aquellos años donde pocas cosas se les permitía a las mujeres. Una verdadera artista de vanguardia.