Hugo Cantero, leyenda viva de la radio chaqueña: “Siempre tuve libertad absoluta para decir lo que pensaba”

3 de julio 2025, 13:47hs

En el marco del Día del Locutor, Hugo Cantero dialogó con Radio Facundo Quiroga y recordó con emoción sus inicios en la radiofonía del Chaco. “Yo estuve en la audición inaugural de Radio Chaco. El primer tema musical, incluso me acuerdo, se llamaba Masticando ají, un chamamé con el que iniciamos la emisión el 1 de noviembre de 1985”. A punto de cumplirse 40 años de aquel hito, conserva intacta la pasión por el oficio que ejerció durante más de tres décadas.

“Yo hice cursos de locución en el 81 y 82 en el centro de medios del obispado de Resistencia. Todavía no existía la universidad de comunicación social en Corrientes”, relató. Durante sus años de trabajo, compartió micrófono y estudio con artistas, políticos y referentes del país: “Todo lo que caía a Resistencia iba a la radio. Tuve la suerte de entrevistar a Horacio Guarany, Ramona Galarza, Julia Zenko, Soledad Silveyra y tantos más”.

Durante 37 años, Cantero fue la voz que acompañó las madrugadas chaqueñas. “A las 4 y pico ya estaba en la calle buscando los diarios para comenzar la transmisión a las 5. Yo fui el portavoz que le acercaba la quiniela a los oyentes. Era el primer contacto que tenían con la realidad cada mañana”. También fue movilero, grabó para Canal 7 y realizó propaganda política en toda la región: “Prácticamente fui la voz de la propaganda política en Chaco, Formosa y Corrientes en algún momento de mi vida”.

Con 75 años, asegura que nunca perdió el entusiasmo: “Esto no se termina nunca. La gente me reconoce por la voz y yo les digo: de eso trabajo. Era tan fanático que iba solo en el auto al interior repitiendo versículos bíblicos para calentar la garganta. Lo hacía durante 30 y pico de años todas las mañanas”.

Lo que más extraña, afirma, es el poder de comunicar. “Cuando uno no está delante de un micrófono, pierde la voz. No tiene con quién compartir lo que ve. Gracias a Dios, durante casi 37 años nunca tuve ningún tipo de restricción para decir lo que pensaba. Siempre dije lo que quería, mientras mi cerebro me dijera que estaba bien dicho y no ofendía a nadie. Tuve libertad absoluta”.

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