Un empleado municipal y trabajador de seguridad del boliche Akiles, propiedad de la familia Giaccone, se presentó espontáneamente como testigo en el femicidio de Leonela Giménez, complicando la situación de Emanuel Giaccone, uno de los detenidos en la causa. El hombre, cuyo nombre había aparecido en la declaración de Cristian Almeida, otro de los implicados, relató que fue obligado a acompañar a Giaccone y Almeida al lugar donde yacía el cuerpo sin vida de Leonela. Aseguró no haber denunciado antes "por miedo a represalias".
Según su testimonio, Giaccone lo abordó en su casa a las 8 de la mañana tras múltiples llamadas perdidas. Al subir al auto, donde Almeida ocupaba el asiento trasero, el testigo observó una pistola negra envuelta en una funda entre las piernas del conductor. Camino a una estación de servicio, Giaccone confesó: "Le pegué un tiro en el pecho a la señorita Leonela", y lo advirtió: "en esto estamos los tres", sugiriendo una supuesta complicidad forzada.
El relato del testigo prosigue con un viaje inquietante: tras cargar combustible, se dirigieron hacia la rotonda de Avia Terai y luego por la Ruta 95 rumbo a La Tigra. En un camino de tierra, se detuvieron frente a un cuerpo tendido, donde Giaccone y Almeida bajaron a buscar "evidencias", mientras el testigo, paralizado, permaneció en el vehículo. De regreso a Sáenz Peña, Giaccone destrozó un celular celeste que, según él, pertenecía a Leonela, y ya en su departamento, se duchó y cambió de ropa, exigiendo a los demás borrar registros y mensajes de sus teléfonos.
El testigo logró retirarse en remis cerca de las 11 de la mañana. Posteriormente, Almeida le solicitó una transferencia de $2.000. La razón principal de su silencio inicial fue el "miedo a represalias", una justificación que el hombre mantuvo al presentarse ante las autoridades. Para respaldar su versión, ofreció su teléfono para peritajes de llamadas y chats.
Actualmente, la fiscalía se encuentra analizando detenidamente este nuevo y crucial testimonio. El relato coincide con otros indicios sobre la eliminación de pruebas tras el crimen, y, lo más importante, refuerza significativamente la hipótesis de la participación directa de Giaccone y Almeida en la muerte de Leonela Giménez. Este avance podría ser determinante en el esclarecimiento final del caso.