Ernesto Montiel, conocido como el Señor del Acordeón, fallecía un 6 de diciembre de 1975 dejando tras de sí un sin número de éxitos que han redefinido el chamamé. El aire campestre se fundía en sus composiciones marcando los surcos de la música litoraleña.
Junto al Cuarteto Santa Ana logró un reconocimiento popular que lo catapultaría a la galería de la historia del floklore regional. Con su habilidad para ejecutar el acordeón plasmaba en sus compases el sentir de los parroquianos y la idiosincrasia de los amantes del chamamé.
Murió a los jóvenes 59 años pero nos dejó canciones exitosas entre las que se destacan "General Madariaga", "Ñatita", "Don Chirú", "Padrino Tito", "Martínez Gutiérrez", "Villancico correntino", "Valsecito navideño", compartiendo la autoría con Isaco Abitbol, Emilio Chamorro y otros músicos conocidos de la música litoraleña.