El reciente anuncio de la restitución de identidad del nieto número 138 ha conmovido a Argentina. Este hombre de 48 años nació en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) durante el cautiverio de su madre, Marta Enriqueta Pourtalé, y su padre, Juan Carlos Villamayor. Ambos fueron secuestrados el 10 de diciembre de 1976 en Buenos Aires, cuando Marta estaba embarazada de nueve meses. Este caso se suma a la larga lista de nietos recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo, una historia marcada por el horror de la dictadura y la incansable búsqueda de la verdad y la justicia.
Marta y Juan Carlos eran militantes de Montoneros, conocidos en la organización como "La Negra" o "María" y "El Negro" o "Negrolín" respectivamente. Antes de su secuestro, Marta ya era madre de Diego Antonio, fruto de una relación anterior. Juan Carlos, al conocer a Marta, le dio su apellido a Diego. Tras el secuestro de sus padres, Diego, quien entonces tenía cuatro años, fue abandonado en una comisaría y criado por su tío y abuela. Diego siempre supo de la existencia de su hermano y participó activamente en su búsqueda.
La familia Villamayor-Pourtalé inició una búsqueda exhaustiva tras la desaparición de Marta y Juan Carlos. La hermana de Juan Carlos y su madre, Carmen Morinigo, presentaron varios habeas corpus y denunciaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1979. La información sobre el embarazo de Marta fue clave en la investigación. Desde 1999, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad trabajó en la reconstrucción de la historia familiar, incorporando muestras biológicas al Banco Nacional de Datos Genéticos.
Finalmente, tras años de búsqueda y lucha, la justicia llegó. El juez Daniel Rafecas informó al nieto 138 los resultados de las pruebas de ADN, confirmando su verdadera identidad. Este hallazgo representa un nuevo capítulo en la búsqueda de la verdad y la justicia para los desaparecidos durante la dictadura argentina. El nieto 138 tiene ahora un medio hermano, Diego, que lo ha estado esperando.
La historia del nieto 138 es un recordatorio del horror vivido en Argentina durante la dictadura, pero también un ejemplo de la perseverancia y el amor familiar. La búsqueda incansable de las Abuelas de Plaza de Mayo y la lucha por la identidad continúa, brindando esperanza y justicia a las familias afectadas por el terrorismo de Estado.