Roberto Migueles, docente, periodista del Mercosur y vecino de Venados Grandes, advirtió en diálogo con Radio Facundo Quiroga que la desmotadora instalada en el centro de la comunidad sigue funcionando y provocando daños en la salud de los habitantes. “El polvillo me quemó la cara totalmente”, relató, y detalló que se trata de una mezcla de “glifosato con 4D”. A pesar de que la denuncia está en manos de la Fiscalía de Medio Ambiente, hasta el momento no hubo respuestas efectivas.
El vecino relató que tras un allanamiento realizado en mayo, las autoridades se retiraron sin tomar muestras. “No tenían los elementos para tomar prueba”, afirmó, y agregó: “Cuando se fueron, prendieron la desmotadora y siguió funcionando como si nada”. Durante los pocos días en que cesó la actividad, los vecinos sintieron un alivio: “Parecía que estábamos en un país normal”.
Migueles aseguró que los efectos sobre los niños son visibles: “Los labios ajados, los ojitos rojos, las caras hinchadas. Ya no tenemos defensas”. Frente al silencio de muchos habitantes, dijo que un grupo se acercó y le pidió que hablara en nombre de todos: “Me dijeron ‘usted como docente, por favor, hable’”.
Lejos de pedir un cierre, el docente propuso una reubicación de la planta: “Queremos que el gobierno, el Ministerio de Medio Ambiente, la Municipalidad y la empresa lleguen a un acuerdo para trasladarla a 10 kilómetros, como indica la Constitución provincial”. Aclaró que “no se trata de enemistarse ni dejar a nadie sin trabajo, sino de poder respirar aire puro”.
Según relató, ya había conversado con el gobernador en septiembre del año pasado, cuando visitó la localidad de Chorotis. “Le entregamos una nota y él me dijo que la desmotadora ya se iba. Pero no fue así”, lamentó. De cara a una nueva visita oficial el próximo 28 de junio por el aniversario de Chorotis, Migueles adelantó que volverán a presentar un reclamo: “El gobernador está enterado, pero la solución no llega”.