Esta tendencia responde a la búsqueda de un estilo de vida más sano, especialmente visible en las generaciones más jóvenes. El producto pionero es un espumante clásico que se distingue por contener hasta diez veces menos calorías que su versión tradicional. La Organización Internacional del Vino notó esta tendencia, reportando que el consumo global de vino alcanzó su piso más bajo estimado desde 1961.
Para poder ofrecer un producto que sea "100% vino y 100% sin alcohol", las bodegas deben someterlo a un sofisticado proceso de desalcoholización. Nieto Senetiner, la bodega detrás del lanzamiento, invirtió 1,5 millones de dólares en la tecnología de conos rotativos o spinning cones. Este método permite la extracción del alcohol al vacío y a una baja temperatura (unos 30°), asegurando que el producto final conserve las características y propiedades del espumante original. El producto, elaborado con uvas Pinot Noir del Valle de Uco, Mendoza, estará en góndolas desde el 1° de diciembre.
Es crucial distinguir este nuevo producto de otras bebidas a base de uva ya disponibles en el mercado, como Envero de Susana Balbo o las líneas Blonde y Brunette de Catena. Según el Código Alimentario Argentino, el vino es el producto obtenido por "fermentación alcohólica de la uva". El vino 0% alcohol cumple este requisito porque se elabora de manera tradicional –incluyendo la fermentación– y solo después se le quita el alcohol. Esto fue posible gracias a que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) habilitó su elaboración en mayo de 2024.
Uno de los mayores atractivos del vino 0% es su impacto dietético. Mientras que una copa de vino regular puede sumar entre 140 y 160 calorías, una copa del nuevo espumante de Nieto Senetiner tiene solo 15 calorías (11 por cada 100 ml). Expertos señalan que el objetivo no es captar nuevos consumidores, sino ofrecer una alternativa para quienes ya disfrutan del vino pero no pueden o no quieren consumir alcohol en ciertos momentos (como embarazadas, conductores o personas con medicación).
Aunque el consumidor tradicional de vino local aún se encuentra en una "curva de aprendizaje", esta categoría es una apuesta fuerte que mira al panorama internacional. Se espera que el mercado global de vinos sin y bajo alcohol alcance los 2,84 mil millones de dólares a finales de 2025. Mientras tanto, en Argentina, la tendencia de bajos en alcohol (con menos del 10% de graduación, como el Amalaya Liviano o el Malbec Orgánico LoCa) ya es más fuerte, con bodegas como Santa Julia, Familia Falasco y Doña Paula sumándose a la oferta "light".
