En un paso considerado importante para el diagnóstico del Alzheimer, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos aprobó por primera vez un test sanguíneo diseñado específicamente para evaluar la enfermedad en pacientes con deterioro cognitivo. Esta prueba, llamada Lumipulse G pTau 217/β-Amyloid 1-42 Plasma Ratio, representa un cambio de paradigma, permitiendo a los médicos identificar signos tempranos y la progresión del Alzheimer con una simple muestra de sangre.
Es importante destacar que este dispositivo, desarrollado por Fujirebio, no está pensado para uso masivo ni preventivo. Está indicado específicamente para adultos mayores de 50 años que ya presenten síntomas de deterioro cognitivo y estén siendo evaluados por un equipo médico especializado. En estos casos, la prueba actúa como un primer paso para confirmar o descartar la presencia de placas β-amiloides en el cerebro.
La prueba se basa en la medición de la proporción de dos proteínas clave en el plasma: pTau 217 y β-amiloide 1-42. Esta proporción permite inferir la presencia de depósitos de placa en el cerebro, considerados una de las marcas biológicas más claras del Alzheimer. Según el estudio que la respaldó, mostró una alta precisión, con un valor predictivo positivo del 92% y negativo del 97%.
Este test se inserta en un escenario donde el diagnóstico del Alzheimer suele llegar tarde. La nueva herramienta busca mejorar el acceso, reducir la incertidumbre clínica y acortar los tiempos de espera para los resultados gracias a su procesamiento automatizado. Aunque no sustituye por completo los métodos tradicionales como las imágenes cerebrales o los análisis de líquido cefalorraquídeo, actúa como un filtro previo de gran precisión que puede orientar los pasos siguientes y evitar exámenes innecesarios.
La aprobación de este test es vista con optimismo por la comunidad científica y los pacientes. Si bien el Alzheimer no tiene cura actualmente, detectarlo a tiempo con herramientas como esta permite tomar mejores decisiones clínicas, planificar el cuidado a largo plazo y potencialmente aplicar tratamientos que son más efectivos en estadios iniciales. La demencia, de la cual el Alzheimer es la forma más común, afecta a más de 55 millones de personas globalmente.