Rubén Serruya, economista, explicó en su visita a los estudios de Radio Facundo Quiroga la situación fiscal actual: “Venimos viendo un superávit virtual, que está atado con alambre y sobre todo con ajuste”. Además, detalló las condiciones que sostienen ese superávit: “Ese superávit se sostiene con un tipo de cambio planchado y salarios congelados”, lo que, según afirmó, genera “una realidad marcada por una recesión muy profunda”. En ese marco, indicó el impacto sobre los salarios y el consumo: “El congelamiento de salario hace que no tengas mayor dinero en el bolsillo, no puedas aumentar tu consumo y tengas que endeudarte”.
Respecto a la política cambiaria, advirtió la falta de reservas genuinas: “El Banco Central no está pudiendo recaudar reservas genuinas” y que “el sector agroexportador tiene un techo y no puede liquidar más”. Sobre el uso de los recursos obtenidos del Fondo Monetario, detalló: “Los 2000 millones de dólares que recibió del Fondo Monetario fueron para tratar de sostener el tipo de cambio” y anticipó que este dinero “puede alcanzar hasta octubre”, aunque alertó que “después puede pasar cualquier cosa” debido a la “incidencia electoral”.
En cuanto al impacto social del ajuste fiscal, el economista remarcó la situación de sectores vulnerables: “El superávit se está logrando con un deterioro que sufren jubilados, programas sociales, educación y salud”. Además, destacó la postura oficial respecto al equilibrio fiscal: “El presidente dice que el superávit no se negocia”, lo que implica “un claro desinterés por otros ámbitos y un ajuste que afecta principalmente a la economía real, mientras se privilegia a un sector financiero muy reducido”.
Para clarificar el concepto de superávit fiscal, Serruya explicó: “Es cuando los ingresos del Estado superan a los gastos, y esos gastos no son gasto público sino inversión pública, porque invertís en médicos, docentes, presente y futuro”. Sobre la situación económica actual, indicó: “Se está bajando el gasto público y además se está recaudando menos, porque baja el consumo y eso reduce la recaudación de impuestos como el IVA”.
Finalmente, en cuanto a las alternativas para equilibrar el pago de deuda sin perjudicar a los sectores más vulnerables, propuso un cambio estructural: “Argentina debe cambiar la matriz productiva, hacer funcionar la industria que hoy tiene una capacidad ociosa del 70 u 80% y crecer internamente para que la gente tenga dinero en su bolsillo”. También remarcó la necesidad de diálogo salarial: “Hay que abrir las paritarias, sentarse en la mesa con todos los sectores y plantear una política salarial acorde al momento para aumentar consumo, demanda y producción”.





