Stefano Marconi Scroey es un niño de ocho años que asombra no solo a sus familiares, sino a todos los que conocen su historia. Esta historia revela que Stefano posee un coeficiente intelectual de 150 (o 152 según su padre), lo cual es el máximo que una persona puede tener, indicando un entendimiento fácil, creatividad a flor de piel y un razonamiento profundo.
Su pasión por los autos y el automovilismo es inmensa y lo acompaña "desde chiquito". Stefano reconoce todas las marcas de autos y se confiesa fascinado por los motores. Desarrolló este vasto conocimiento al leer en numerosas enciclopedias, afirmando poseer más de 500, una afición que comenzó a los tres añitos, cuando aprendió a leer con la ayuda de sus padres.
La precocidad de su talento es sorprendente. Desde muy chico, por ejemplo, en una ocasión escuchó un motor fallando y diagnosticó correctamente que era el compresor. Su amor por los automóviles es, en parte, heredado de su abuelo Salvador, quien tenía mucho conocimiento sobre autos, y de su abuela Alicia, quien es "muy pistera". Sus padres notaron su "luminosidad" desde los siete meses y, a los 1.5 o 1.8 años, ya distinguía marcas de autos y prefería revistas de coches a cuentos.
El gran sueño de Stefano es construir su propio auto, un proyecto que ya está llevando a cabo junto a un equipo que incluye a Matías D'Amico, Carlos Geb y José Ruiz Moreno. El vehículo será un super-deportivo inspirado en el Volkswagen Escarabajo, incorporando líneas alemanas y luces delanteras de Porsche. El Escarabajo es, de hecho, su auto favorito desde que era "chiquito, chiquito, chiquito".
Más allá de su genialidad, Stefano comparte un inspirador mensaje: desea que "todos los niños y grandes del mundo cumplan sus sueños y nunca dejen de soñar". Su padre destaca que desde los dos años ya distinguía partes del motor y diagnosticaba ruidos, y el año pasado terminó un curso de mecánica, pudiendo explicar tranquilamente cómo funciona una caja de cambios con un sistema planetario. La familia apoya que siga haciendo lo que le gusta, cuidando a este "pequeño genio".
