Cada 6 de abril se conmemora el Día Mundial de la Actividad Física, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2002 con el objetivo de concientizar sobre la importancia del ejercicio regular para prevenir enfermedades y mejorar el bienestar general.
Pilates, yoga, entrenamiento de fuerza, caminatas, cardio y deportes recreativos son solo algunas de las formas de mantenerse activo. Además de mejorar la salud física, la actividad también favorece la salud mental, aliviando síntomas de ansiedad, depresión y estrés, y contribuye a la vida social.
Para comenzar una rutina de ejercicios, es fundamental tener en cuenta la condición física de cada persona, sus tiempos disponibles y los objetivos que desea alcanzar: desde aumentar fuerza o masa muscular hasta mantenerse ágil o simplemente sentirse mejor. Los especialistas recomiendan realizar una consulta médica antes de iniciar cualquier actividad física para evitar lesiones y planificar un entrenamiento adecuado.
Dormir bien, hidratarse correctamente y realizar un calentamiento previo son prácticas básicas antes de cada entrenamiento. La clave está en empezar de a poco, con ejercicios sencillos y cortos, e ir aumentando progresivamente la intensidad. Combinar distintos tipos de ejercicios —como fuerza, cardio y estiramientos— permite trabajar el cuerpo de forma equilibrada. Además, los días de descanso son tan importantes como el entrenamiento, ya que permiten que el cuerpo se recupere.
Moverse es una decisión personal, pero también una oportunidad para cuidar la salud física y emocional. En este Día Mundial de la Actividad Física, el mensaje es claro: cualquier movimiento cuenta y nunca es tarde para empezar.