Noelia Benito, chaqueña radicada en Eslovenia, repasó su recorrido por el mundo y contó cómo descubrió su vocación lejos de casa. “Yo no sabía cocinar nada, cada vez que cuento acá en mi casa que estoy trabajando no pueden creerlo”, relató en Radio Facundo Quiroga. Empezó lavando platos y, por casualidad, terminó en la cocina de un restaurante: “Se enfermaron los chefs y me preguntaron si me animaba. Probé y les encantó cómo cocinaba”.
Con nacionalidad italiana desde los 18 años, explicó que tardó una década en tomar la decisión de emigrar: “Me llevó unos 10 años salir del país. Lo que me dio el puntapié fue la pandemia, estuve encerrada tanto tiempo que dije ‘ya está’”. Dejó su empleo en Argentina y arrancó la aventura: “Primero fue Italia, después Croacia, Tailandia y ahora Eslovenia. No soy muy organizada, iba buscando pasajes baratos y armando la mochilita”.
Sobre la adaptación cultural, explicó: “Italia es parecido a nosotros, pero Eslovenia es más frío. Allá no existe el abrazo espontáneo ni el ‘che, nos juntamos mañana’. Todo se agenda con fecha y hora”. Aun así, logró compartir sus costumbres: “El mate va conmigo a todos lados. Está en la cocina balcánica. Vos entrás y decís: ‘Acá hay una intrusa’”.
Consultada sobre lo que le diría a otros jóvenes con ganas de viajar, fue clara: “Estudien inglés. Es mundial, está en todos lados y conecta muchísimo. Y si el corazón les pide viajar, háganlo, aunque tengan miedo. El mundo es hermoso, abre mucho la cabeza. Yo tardé 10 años, no tarden tanto. Salgan apenas las alitas quieran volar”.
En el cierre, comparó sabores y tradiciones: “La buena pasta italiana le ganó a la milanesa, pero al asado hecho por mi viejo no le gana nadie”. Hoy, en pareja con una mujer serbia y radicada en Eslovenia, afirmó: “Todavía tengo unos años más por allá. Si Argentina se acomoda un poquito, por ahí sí vuelvo. Pero por ahora sigo en esta aventura”.