Un informe pericial del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) arrojó nuevas precisiones sobre los restos óseos hallados durante una obra en el barrio porteño de Coghlan, un suceso que cobró especial interés por ser una propiedad que había sido alquilada por el músico Gustavo Cerati. El misterio en torno a este hallazgo, ocurrido el pasado 20 de mayo, sigue abierto y bajo investigación judicial.
Según el análisis del EAAF, los restos corresponden a un joven de entre 15 y 19 años. El cuerpo presentaba lesiones significativas, incluyendo una herida cortopunzante en la zona de las costillas y cortes en el fémur izquierdo. Aunque los peritos no pudieron establecer una fecha de muerte exacta solo con el estudio de los huesos, la aparición de ciertos objetos junto al cuerpo permitió acotar el período del fallecimiento.
Entre los elementos clave encontrados, se destaca un reloj digital Casio, modelo CA 90, muy popular entre la década de 1980 y principios de 1990, así como monedas del mismo período. Debido a estos hallazgos, fuentes vinculadas a la causa estiman que el deceso se habría producido entre esos años. El cadáver fue encontrado enterrado en una fosa pequeña, de aproximadamente 1,20 metros de largo por 60 centímetros de ancho y 40 de profundidad, lo que sugiere un entierro rápido y con pocas herramientas.
El descubrimiento se dio cuando obreros, mientras realizaban excavaciones, vieron cómo "se desprendió un trozo de tierra de la casa lindera y quedaron a simple vista lo que aparentaría ser restos óseos humanos". Tras la denuncia, la Policía de la Ciudad intervino y comenzaron las tareas forenses y el relevamiento de objetos personales, todo bajo la supervisión de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº61, a cargo del fiscal Martín López Perrando.
La casona donde se realizó el hallazgo tiene un pasado extenso y variado, habiendo funcionado como vivienda familiar, geriátrico e incluso iglesia. Antes de ser demolida hace algunos meses, la propiedad fue habitada por la artista plástica Marina Olmi y, notablemente, fue alquilada por Gustavo Cerati entre 2001 y 2003. La aparición de restos humanos añade un nuevo y oscuro capítulo a la ya rica historia de este predio.