El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un significativo descenso de la deuda pública argentina, anticipando una caída de más de 12 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) en tan solo un año. Según el documento del staff del FMI sobre el acuerdo con Argentina, se espera que la deuda pública nacional se reduzca al 73,1% del PBI en 2025, una mejora considerable desde el 85,3% estimado para 2024. Este descenso contrasta fuertemente con el pico de 155,4% del PBI heredado de la gestión de Alberto Fernández, considerado el máximo en 74 años.
Para alcanzar esta reducción, el FMI destaca la estrategia oficial de financiamiento que busca disminuir los riesgos de refinanciación en pesos. Esto se lograría mediante la extensión de los vencimientos y el reemplazo gradual de instrumentos indexados por otros a tasa fija, en paralelo con el avance del proceso de desinflación. Además, el organismo prevé que el cumplimiento del programa permitirá una disminución del riesgo país, lo que facilitaría el regreso a los mercados internacionales en condiciones más favorables a partir de 2026.
El informe del FMI subraya el compromiso oficial con el equilibrio fiscal y el logro del primer superávit primario en casi veinte años. Para fortalecer la sostenibilidad fiscal, el Fondo valora la continuidad de la disciplina del gasto, las medidas de eficiencia y las reformas en el sistema tributario, de coparticipación y previsional. A su vez, recomienda preservar espacio fiscal para el gasto social prioritario y la inversión en infraestructura.
Sin embargo, el staff del FMI advierte que sigue siendo crucial reconstruir de manera decisiva las reservas externas y volver a acceder a los mercados internacionales de capital de manera oportuna para gestionar mejor los vencimientos sin aumentar la deuda neta. Para ello, considera necesario continuar con la búsqueda de financiamiento oficial adicional, tanto multilateral como bilateral.
Aunque el escenario proyectado por el FMI sugiere una mejora en los indicadores macroeconómicos, analistas advierten que la sostenibilidad de la deuda dependerá de variables sensibles como la evolución del tipo de cambio real, la recomposición de reservas, el crecimiento económico y la posibilidad de acceder a financiamiento externo sin sobresaltos. Lograr estos objetivos posibilitaría la renovación de los vencimientos de capital y el cumplimiento de los pagos con los organismos internacionales.