La entidad indicó que, si bien hubo una mejora tras el pico de 2023, las privaciones estructurales persisten, especialmente para la infancia y los sectores de bajos ingresos. El estudio muestra una mejora estadística luego del shock inflacionario, aunque los niveles recientes se asemejan a los registrados en 2022.
Esta cifra de 31,8% representa un descenso significativo respecto al valor máximo del 44,7% que la pobreza alcanzó en 2023. Según la UCA, esta reducción está asociada a la estabilización de precios posterior al ajuste de fines de 2023. No obstante, el informe advierte que la recuperación observada es parcial y frágil, sin implicar, por ahora, un cambio estructural en las condiciones de vida.
La UCA enfatiza que esta mejora no constituye una recuperación robusta. El ajuste de 2023-2024 generó un deterioro abrupto del bienestar económico, llevando a la pobreza y la indigencia a valores no vistos desde la pandemia. Argentina arrastra un problema estructural, ya que la pobreza nunca perforó el piso del 25% en dos décadas, incluso en ciclos de crecimiento.
La situación es especialmente grave en los hogares con menores a cargo, que evidencian la brecha más persistente. Mientras que la pobreza en los hogares sin niños alcanza el 35,2% en 2025, en aquellos donde hay niños, la cifra trepa al 58,9%. Además, la indigencia, que había trepado a 11,2% en 2023, bajó a 6,8% en 2025, aunque permanece por encima de los niveles previos a la recesión de 2018-2019.
La indigencia también golpea con mucha más fuerza a los menores de edad, alcanzando el 14,9% en la infancia. Esta alarmante estadística implica que casi uno de cada seis niños vive en hogares que no logran cubrir siquiera la canasta alimentaria mínima.
