El docente y vecino de Venados Grandes, Roberto Migueles, denunció en Radio Facundo Quiroga la crítica situación sanitaria que atraviesa esta pequeña comunidad chaqueña como consecuencia directa de la actividad de una desmotadora ubicada en pleno casco urbano. “Está en la entrada del pueblo, y literalmente fumiga a toda la comunidad desde hace más de 10 años”, señaló.
Migueles explicó que la planta trabaja a cielo abierto y emite constantemente polvillo tóxico que afecta gravemente la salud de los vecinos. “Los niños son los más perjudicados. Estamos a dos cuadras de una escuela, un centro de salud y un playón deportivo. A la tarde no se puede estar, el aire quema, irrita la piel, los ojos, la cara. Es como aceite hirviendo”, describió. Incluso relató que tras una breve exposición, perdió el gusto, la sensibilidad en los labios y sufrió quemaduras visibles en la piel.
La desmotadora, según remarcó, se instaló de forma irregular en un área urbana donde está expresamente prohibido por la Constitución provincial. “La comunidad tiene más de 90 años. Ellos vinieron sabiendo que había gente viviendo. Y sin embargo, nadie los detuvo”, cuestionó.
Desde la comunidad, ya se elevaron reclamos legales y el caso está en manos de la justicia, con intervención de las fiscalías de Villa Ángela y Machagai. Sin embargo, los propietarios de la planta no se presentaron a las reuniones convocadas y evitaron dar explicaciones. “Son testaferros, ni siquiera viven acá. Y mientras tanto nosotros seguimos respirando veneno”, lamentó Migueles.
El pedido de los vecinos es urgente: que la planta sea relocalizada lejos del área urbana. “Hay campo de sobra, con rutas y energía eléctrica. ¿Por qué tenemos que absorber nosotros el veneno que producen miles de hectáreas de algodón? Ya nos enfermaron, ya nos contaminaron. Esto es una infamia”, sentenció el docente, con la esperanza de que las autoridades actúen antes de que sea demasiado tarde.