El economista Rubén Serruya analizó en Radio Facundo Quiroga las consecuencias del nuevo esquema cambiario y su impacto directo en el bolsillo de los argentinos. Según explicó, tras la quita del cepo se instauró un sistema de flotación entre bandas, con un mínimo de $1000 y un máximo de $1400 por dólar. “Cuando el dólar se movió de $1078 a $1200 hubo una devaluación del 14%, aunque algunos intentaron negarlo”, aclaró, subrayando que esa devaluación afecta de forma directa los precios de productos básicos.
El especialista hizo foco en cómo esta devaluación repercute sobre bienes esenciales: “Muchos productos de la canasta básica están dolarizados, como el aceite, el pan o los derivados del trigo y girasol. Si sube el costo del insumo, sube el precio del producto”. Además, recordó que en el NEA la inflación suele ser mayor que la media nacional por los altos costos de flete, agravando aún más la situación de provincias como el Chaco.
Serruya también advirtió que esta dinámica está deteriorando el poder adquisitivo: “Si aumentan los precios y los salarios están congelados, hay una caída real en el ingreso del trabajador”. Mencionó que el país atraviesa un período de estanflación, es decir, “una combinación de estancamiento económico con alta inflación”, lo que impide tanto el consumo como la inversión familiar.
Un dato alarmante que trajo el economista es que más del 50% de la población está recurriendo a créditos para comprar alimentos. “Esto muestra la gravedad de la crisis: se endeudan para sobrevivir y después se endeudan para pagar esa deuda. Es una bola que se vuelve impagable”, alertó. También indicó que un 41,4% de los hogares está usando sus ahorros para cubrir gastos básicos y más del 10% depende de ayuda externa.
Finalmente, Serruya insistió en la necesidad de “educación financiera” para que la gente entienda lo que está pasando y no sea engañada por discursos técnicos o confusos. Y dejó la puerta abierta para futuros encuentros en los que se pueda seguir desmenuzando la economía cotidiana con palabras claras: “Hay que explicar, no confundir”.