A 28 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, la sensación de impunidad persiste. Su hermana, Gladis Cabezas, denuncia que ninguno de los condenados cumplió la totalidad de su pena en prisión. Los responsables salieron con domiciliarias o por reducción de condena, lo que considera una falta de justicia y una demostración de que "matar es gratis".
Gladis relata un escalofriante incidente reciente: uno de sus hijos se encontró con Horacio Braga, uno de los integrantes de la banda "Los Horneros", en un recital. Braga, quien confesó haber participado en el crimen, le dijo a su hijo, sobrino de Cabezas, que "mató a cabeza" sin ningún remordimiento. Este encuentro reabrió viejas heridas y confirmó la falta de arrepentimiento de los criminales.
Gladis cuestiona los criterios de los jueces, quienes reducen las penas y otorgan beneficios como el "2x1" o la libertad condicional por "buen comportamiento" en prisión. Argumenta que el verdadero buen comportamiento debe ser en la calle y que quien comete un asesinato debe cumplir la totalidad de su condena en la cárcel.
Braga fue quien delató a la banda. Borracho en un bar, se jactó de haber asesinado a Cabezas y así se descubrió a "Los Horneros" y su conexión con el poder político. Sin embargo, esta confesión no impidió que la justicia le otorgara beneficios y reducciones de condena, lo que generó indignación en la familia de la víctima.
A pesar del tiempo transcurrido, la memoria de José Luis Cabezas sigue viva en la sociedad. La gente aún recuerda el crimen, pero la constante sucesión de acontecimientos en el país dificulta mantener la atención sobre el caso. La familia Cabezas realiza homenajes en Pinamar para mantener viva su memoria y exigir justicia.