El entrenador de Boca Juniors había regresado al club a mediados de este año, pero sufrió una recaída en su estado de salud que lo obligó a transitar una internación domiciliaria en su casa. El club Xeneize había informado el lunes 6 de octubre por la noche que el DT se encontraba con “pronóstico reservado”.
El diagnóstico de cáncer de vejiga y la detección de un tumor en la próstata en 2017 marcaron un punto de inflexión en su vida y en su carrera. A pesar de los desafíos médicos y de haber contraído una bacteria resistente a antibióticos mientras dirigía a Millonarios de Colombia, Russo continuó trabajando. A principios de septiembre, durante su tercera etapa al frente de Boca, tuvo que ser internado tres días debido a una infección urinaria. Su última aparición pública en el banco de suplentes fue el 21 de septiembre, en el empate 2-2 con Central Córdoba en la Bombonera.
Russo demostró una actitud positiva y una gran fortaleza frente a la adversidad. En un momento, sostuvo que si estaba trabajando era porque se sentía bien, afirmando que "El que sabe de su salud es uno mismo". Su compromiso era tal que, mientras estaba en tratamiento, condujo al club colombiano Millonarios a la conquista del Torneo Finalización 2017 y la Superliga 2018.
La trayectoria de Russo fue extensa y exitosa, dirigiendo a equipos en ocho países y superando los 1.000 partidos. Es recordado como un entrenador múltiple campeón. Su logro más glorioso e inolvidable es la Copa Libertadores 2007 que conquistó con Boca Juniors. Además, fue jugador de Estudiantes de La Plata, donde disputó 420 partidos, y sumó títulos con Vélez Sarsfield y Rosario Central.
La preocupación por su salud se hizo más notoria desde finales de agosto. Tras la goleada 5-0 de Boca sobre Newell’s el pasado fin de semana, su ayudante de campo, Claudio Úbeda, dedicó el triunfo a Russo, asegurando que el cuerpo técnico estaba en contacto permanente con él y que, aunque no estuviera físicamente, estaba al tanto de todas las decisiones del equipo. Con 12 títulos en su carrera, el legado de Miguel Ángel Russo perdurará en la historia del fútbol argentino.
