Un hombre francés de 44 años, cuya identidad no fue revelada, experimentó debilidad en el brazo y la pierna izquierdos y múltiples caídas. Tras ser llevado al hospital, los médicos descubrieron algo asombroso: la mitad de su cráneo estaba lleno de aire. Una tomografía computarizada reveló un agujero de tres pulgadas y media en el lóbulo frontal derecho, donde normalmente estaría el tejido cerebral. Los médicos estaban perplejos, ya que esta condición, conocida como neumocéfalo, usualmente ocurre después de una cirugía.
La causa de esta inusual situación fue un tumor de hueso benigno. Durante un largo período de tiempo, cada vez que el paciente tosía o estornudaba, pequeñas cantidades de aire se filtraban hacia su cavidad craneal. Esto eventualmente llevó a un pequeño infarto cerebral, lo que explicó los síntomas que lo llevaron al hospital.
Las pruebas revelaron que 90% de su cráneo estaba lleno de líquido cefalorraquídeo, ¡y casi no tenía cerebro! A pesar de esta sorprendente anomalía, vivía una vida completamente normal.
¿Cómo pudo este hombre tener un coeficiente intelectual promedio, trabajar y tener una familia sin casi ningún cerebro funcional?
Lo más sorprendente es que su cerebro logró reorganizarse y adaptarse, permitiéndole funcionar como cualquier otra persona.
A pesar de que los médicos le ofrecieron una cirugía, el hombre decidió regresar a casa con medicación para prevenir futuros infartos. Según el estudio, el hombre se encuentra “bien” y sigue vivo. Este caso es notable por ser uno de los pocos documentados en los que el neumocéfalo no fue resultado de una operación.