El presidente Javier Milei reafirmó su política cambiaria, manteniendo el valor actual del tipo de cambio y anticipando una apreciación de la moneda. Milei argumenta que Argentina, al ser "acreedor neto del mundo", puede sostener el valor de su moneda, especialmente con el potencial de los sectores energético, minero y agropecuario. Esta postura desafía las expectativas de devaluación, consolidando el tipo de cambio como pilar central de su gestión.
Milei critica a los economistas que pronostican un "atraso cambiario", cuestionando sus metodologías y modelos. Según Milei, estos análisis fallan al no considerar la complejidad de determinar el "vector de precios de equilibrio general intertemporal" y al depender de promedios históricos que no reflejan los cambios en la economía. Milei sugiere que los períodos de populismo distorsionan el tipo de cambio real, inflando artificialmente su valor.
El presidente contrastó su enfoque con las gestiones económicas pasadas, criticando el financiamiento del déficit fiscal mediante emisión monetaria y endeudamiento externo. Milei destaca que su administración ha roto con estas prácticas al eliminar el déficit fiscal, lo que reduce la necesidad de emitir dinero y, por ende, estabiliza el valor de la moneda.
Milei enfatiza que, gracias al equilibrio fiscal y la recomposición de la demanda de dinero, el dólar carece de impulso para aumentar su valor. Además, resalta la disminución del riesgo país y el aumento de las reservas como indicadores de la solidez de su política económica. Este panorama, según Milei, descarta la posibilidad de un atraso cambiario y consolida la perspectiva de una moneda argentina más fuerte.