Estudios recientes demuestran que incluso pequeñas cantidades de ejercicio pueden marcar una gran diferencia en la prevención de enfermedades cardíacas. Incorporar 30 minutos de actividad física moderada al día, cinco veces por semana, o 75 minutos de actividad intensa semanalmente, puede mejorar significativamente tu salud cardiovascular. Según la American Heart Association, estas recomendaciones son un buen punto de partida para cualquier persona.
Los beneficios del ejercicio aeróbico, como caminar a paso rápido, correr, nadar o andar en bicicleta, son múltiples. El ejercicio ayuda a reducir la presión arterial, fortalece el sistema cardiovascular, mejora la circulación y aumenta la capacidad pulmonar. Además, la actividad física ayuda a controlar el peso corporal, un factor de riesgo clave para la diabetes tipo 2 y problemas cardíacos. Incluso cinco minutos diarios de ejercicio potente pueden reducir la presión arterial. La Mayo Clinic también destaca los beneficios para la salud mental y la calidad del sueño.
No necesitas grandes inversiones para mantener un corazón sano. Puedes incorporar actividad física en tu rutina diaria, desde caminar al trabajo hasta bailar en casa. La clave es ser constante y comenzar con pequeños pasos si no estás habituado al ejercicio. La British Journal of Sports Medicine destaca que incluso ráfagas de actividad física vigorosa pueden reducir el riesgo de ataques cardíacos. También es importante evitar dispositivos electrónicos antes de dormir, para un mejor descanso.
Recuerda que mantener un corazón saludable es un conjunto de prácticas diarias que fortalecen el corazón, mejoran la circulación y reducen los factores de riesgo asociados a enfermedades cardiovasculares. Usar rastreadores de actividad puede ayudarte a monitorear y establecer objetivos alcanzables. Priorizar la actividad física contribuye a una vida más plena y activa.