El vicepresidente 1° del Instituto Nacional Belgraniano, General de Brigada y Veterano de Guerra de Malvinas, Carlos María Marturet, trazó un retrato profundamente humano de Manuel Belgrano, destacando los sacrificios personales que hizo en nombre de la patria. “Fue un hombre muy pintón, muy de cuidarse, ávido de amores”, reveló en Radio Facundo Quiroga, aludiendo al costado más íntimo del prócer. A pesar de haber tenido dos grandes amores —María Josefa Ezcurra y María Dolores Elguera—, Belgrano nunca llegó a casarse. “Nunca aceptó el compromiso del matrimonio porque la patria siempre le demandaba más”, señaló.
A lo largo de su vida, Belgrano fue padre de al menos dos hijos, uno de ellos Pedro Pablo Rosas y Belgrano, a quien concibió con María Josefa Ezcurra y que fue criado por Juan Manuel de Rosas. La otra, Manuela Mónica, fue hija de María Dolores Elguera. Ambos nacimientos fueron silenciosos, casi ocultos, producto de una vida entregada al deber público y al constante desplazamiento. “Fue un hombre de pasiones, pero las urgencias de la patria siempre lo alejaron de la posibilidad de formar un hogar”, explicó.
La dimensión del sacrificio se vuelve aún más profunda al conocer las circunstancias en las que Belgrano murió. Falleció pobre, enfermo y en soledad, en un país que atravesaba una crisis institucional: “Fue un día de anarquía, el día de los tres gobernadores”, recordó. Sin homenajes ni reconocimientos inmediatos, la figura de Belgrano se fue recuperando con el tiempo, cuando el país entendió la magnitud de lo que había dado.
Lejos del “hombre de bronce” de los monumentos, Marturet retrató a Belgrano como un ser sensible, apasionado y profundamente comprometido. “Fue un ilustrado humanista cristiano, formado en una educación extraordinaria”, dijo, y sostuvo que su imagen debe liberarse de la rigidez patriótica para ser vista como la de un hombre real, que lo dio todo —también su intimidad— por construir una nación.
La entrevista cerró con palabras de Belgrano que resuenan con la misma fuerza que sus actos: “La libertad de prensa es necesaria para la instrucción pública, para el mejor gobierno de la nación y para su libertad civil”. Pero detrás de esas ideas claras y firmes, hubo un hombre que eligió amar en silencio para que su pueblo pudiera hablar en libertad.