En el corazón de la Guerra de Malvinas, un grupo de vecinos de Claromecó, liderado por el radioaficionado Omar Ángel López Cabañas, conocido como "Lito", orquestó una ambiciosa y casi desconocida operación de espionaje. Desde la cima del faro de Claromecó, el segundo más alto del país, estos "locos del faro" se embarcaron en tareas de inteligencia de gran calibre. Su objetivo: interferir, espiar y confundir a las fuerzas armadas británicas durante el conflicto del Atlántico Sur.
La audacia de Lito y su equipo se manifestó en métodos ingeniosos. Descubrieron e interfirieron una señal oculta en una radio de Río Gallegos, utilizada por las Fuerzas Armadas inglesas para triangular sus comunicaciones, impidiendo así este proceso. Con antenas rudimentarias, algunas incluso ajustadas con un frasco de mayonesa de 5kg, instaladas en lo alto del faro, interceptaron información vital, como el plan británico de reabastecerse en la Isla Ascensión. Esta inteligencia era crucial y se pasaba directamente a contactos en Puerto Belgrano.
Pero la operación fue más allá del simple espionaje. Cuando detectaron que las órdenes británicas se daban con voz femenina, Lito ideó una estrategia de confusión. Contó con la ayuda de Susana Ferrando, una vecina traductora de inglés, quien con su acento perfecto leía partes de guerra falsos, escritos por el propio Cabañas, armando "un lío de teléfonos descompuestos" entre la flota enemiga. Además, para facilitar el flujo de información, lograron establecer una línea telefónica directa con las Fuerzas Armadas Argentinas, un hecho casi imposible para la época y la lejanía del pueblo.
Uno de los mayores logros de este grupo fue la detección del Portaaviones Invencible, nave insignia británica, ubicada estratégicamente fuera del alcance de los aviones argentinos. Cuando el 30 de mayo de 1982 su actividad radial cesó abruptamente, Lito y su equipo supieron de antemano que algo importante había ocurrido. Al día siguiente, la noticia de un exitoso ataque argentino al Invencible fue confirmada por los diarios, pero los "vecinos espías" ya lo sabían.
Tras el conflicto, a Lito se le ofreció una condecoración y un rango militar, pero él rechazó el honor y en su lugar solicitó que las Fuerzas Armadas Argentinas adquirieran su innovador sistema de interferencias. Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado: ante el desinterés argentino, fueron altos rangos militares de Gran Bretaña, sus antiguos "enemigos", quienes contactaron a Lito y adquirieron su artefacto. Omar Ángel López Cabañas falleció en 2013, dejando un legado que, aunque poco conocido, es una huella indeleble en la historia de Claromecó y la gesta de Malvinas.