El papa León XIV, el primer pontífice norteamericano de la historia, presidió su primera misa ante los cardenales desde la capilla Sixtina, donde ofreció un mensaje de reflexión y esperanza para la Iglesia Católica. En su homilía, destacó que “Jesús nos mostró un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar” y subrayó que su misión como papa, confiada por los cardenales, era llevar la cruz y ser un fiel administrador de la fe.
En un discurso en inglés, algo inédito en este tipo de ceremonias, el papa hizo un llamado a los católicos a tomar a Jesús no como un simple “líder carismático o un superhombre”, como a menudo se reduce su figura, sino como el modelo a seguir para una vida en santidad. Recordó también las enseñanzas de su predecesor, el papa Francisco, sobre la importancia de dar testimonio de una fe gozosa en Jesús Salvador, y advirtió sobre el riesgo de caer en una forma de “ateísmo de hecho”, donde incluso entre los bautizados se reduce a Cristo a un personaje distante y vacío.
El nuevo pontífice, quien fuera elegido tras un proceso histórico en el cónclave, compartió con los cardenales su compromiso de seguir el legado de Francisco, especialmente en el área de la justicia social. En este sentido, enfatizó que su misión no solo es religiosa, sino también pastoral y de inclusión, buscando siempre construir una Iglesia abierta, misionera y dialogante.
El hecho de que la ceremonia se celebrara en la capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel, agregó una carga simbólica a esta primera aparición pública de León XIV. La elección de un papa norteamericano es un evento significativo para la Iglesia, que históricamente ha sido reticente a tener un pontífice de esa nacionalidad, especialmente dada la relación compleja con la política estadounidense.
Al finalizar la ceremonia, el papa hizo una referencia emotiva a las palabras de su hermano, quien lo describió como alguien profundamente comprometido con los pobres y las personas sin voz. En ese sentido, León XIV se presentó como un papa que buscará estar en el medio, sin alinearse completamente ni con la extrema izquierda ni con la derecha, manteniendo el compromiso con los valores fundamentales de la Iglesia.
A lo largo de su homilía, León XIV hizo especial hincapié en la importancia de la unidad dentro de la Iglesia, instando a los obispos y líderes religiosos a sanar las divisiones y fomentar la comunión entre todos los católicos. Con su llegada, el papa promete seguir avanzando en el trabajo de su predecesor, pero también marcar su propio camino al interior de una Iglesia que se enfrenta a numerosos desafíos en el contexto contemporáneo.
