La jueza Julieta Makintach presentó su renuncia al cargo tras el escándalo que sacudió el frustrado juicio por la muerte de Diego Maradona. Esta decisión se produce en medio de una intensa controversia que llevó a su apartamiento previo del caso, marcando un punto de inflexión en el proceso judicial que busca determinar las responsabilidades penales en el fallecimiento del ídolo futbolístico.
El epicentro de la polémica fue la filtración de un polémico documental, "Justicia Divina", mientras el juicio estaba en desarrollo. La existencia de este material llevó a la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires a imponer una "licencia compulsiva" a la magistrada, apartándola de sus funciones en el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Isidro.
Makintach se había integrado temporalmente a los jueces Maximiliano Savarino y Verónica Di Tommaso para conformar el Tribunal Oral en lo Criminal N°3, el cual había sido designado por sorteo para llevar adelante el juicio de Maradona. Como resultado directo de este incidente, el juicio fue declarado nulo, lo que implica que el proceso deberá reiniciarse desde cero.
Frente a la anulación del juicio anterior, la Cámara de Garantías y Apelaciones en lo Penal de San Isidro llevó a cabo un sorteo para designar un nuevo tribunal que asumirá la reanudación de la causa. El expediente quedó ahora en manos del Tribunal Oral en lo Criminal N.º 7 de San Isidro, integrado por los magistrados Alberto Gaig y Alejandro Lago, y se sumó como juez subrogante Alberto Ortolani del TOC N.º 1 para completar su composición.
A pesar de la controversia y de que su renuncia se produce para evitar un posible juicio de destitución ("jury"), la jueza Julieta Makintach contará con un beneficio significativo: podrá acceder a la jubilación de privilegio como magistrada. Este desenlace cierra un controvertido capítulo en el caso, mientras el nuevo tribunal se prepara para retomar uno de los juicios más mediáticos y esperados del país.
