En el marco del Día del Paciente Trasplantado, que se conmemoró el 6 de junio, se conoció una historia que emociona y deja un mensaje profundo sobre el valor de la donación. Raquel y Daniel, una pareja chaqueña con 38 años de casados, atravesaron un proceso que puso a prueba su fortaleza como familia: ella necesitaba un riñón y él decidió ser su donante. “Yo le dije a la doctora que quería hacerme los estudios de compatibilidad, y si era compatible, se lo iba a donar”, contó Daniel en comunicación con Radio Facundo Quiroga.
Raquel sufría una insuficiencia renal progresiva desde hacía años. Uno de sus riñones había sido extirpado y el otro comenzaba a fallar. La diálisis era inminente, pero una decisión cambió el rumbo. “Fue un trasplante preventivo. No llegué a diálisis porque mi esposo se adelantó a todo”, relató ella. Los estudios, que duraron más de un año, confirmaron la compatibilidad entre ambos. “Fue un milagro”, expresó Daniel.
La operación se realizó hace dos años, el 30 de mayo, y fue un momento clave para toda la familia. Su hijo, de 35 años, también estuvo dispuesto a donar si hacía falta, aunque sus padres evitaron esa opción. “Yo no quería que mi hijo sea el donante. A él no me lo tocan. Si me lo da mi marido, está todo bien”, afirmó Raquel.
La intervención se llevó a cabo en Corrientes, en un centro especializado. Para Daniel, fue su primera vez en un quirófano: “Jamás me habían anestesiado. A los 60 años, entré a una cirugía por primera vez y fue para donar”, dijo. El postoperatorio fue exitoso para ambos y hoy su vida transcurre con cuidados, medicación y una rutina adaptada. “Pasé de tomar 4 pastillas a 16, pero no importa. Estoy bien”, agregó Raquel.
Con emoción y gratitud, la pareja dejó un mensaje claro: donar salva vidas y fortalece la esperanza. “Estoy cada vez más agradecida con la vida y con él. Siempre lo admiré, pero ahora lo admiro aún más”, concluyó Raquel.