Investigadores de las universidades de Harvard y Tufts definieron el "envejecimiento saludable" para las mujeres como llegar a los 70 años o más sin sufrir enfermedades crónicas comunes (como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer), manteniendo buena memoria, movilidad y bienestar mental. Un estudio reciente sugiere que un factor decisivo en este proceso reside en el tipo de carbohidratos consumidos a lo largo de la vida.
El estudio observacional, publicado en JAMA Network Open, siguió a 47.513 mujeres durante más de 30 años dentro del Nurses’ Health Study. Al inicio, todas tenían menos de 60 años. Los hallazgos indican que solo el 7.8% de las participantes alcanzó el estatus de envejecimiento saludable. Los investigadores descubrieron que la calidad de los carbohidratos consumidos es un factor crucial en la promoción de un envejecimiento saludable.
Se hizo una distinción clara entre "carbohidratos de alta calidad" y los refinados. Los carbohidratos de alta calidad, presentes en alimentos como frutas (excepto jugos), vegetales (excepto papas), granos integrales y legumbres, son ricos en fibra y nutrientes. Su consumo se asoció con mayores probabilidades de vivir una vejez saludable. En contraste, los carbohidratos refinados, procesados sin fibra ni nutrientes, como pan blanco, arroz blanco o productos de panadería, redujeron las probabilidades de envejecimiento saludable en un 13%. La fibra dietética, en particular de frutas y granos, se destacó como un nutriente clave.
Los resultados sugieren que cambiar ultraprocesados por alimentos integrales fomenta la longevidad y una vejez funcional e independiente. Priorizar alimentos naturales e integrales frente a los ultraprocesados refuerza los beneficios para la población general. Expertos como Silvia Gascón subrayan que esto pone de manifiesto la responsabilidad del Estado en garantizar buena nutrición para que las personas puedan alcanzar un envejecimiento saludable.
Aunque el estudio se centró principalmente en mujeres blancas profesionales, los autores consideran que los resultados pueden ser relevantes para otras poblaciones con dietas similares. A pesar de ser un estudio observacional (que no establece causalidad directa), los hallazgos son consistentes con investigaciones previas sobre dietas ricas en fibra, reforzando la importancia de una alimentación basada en legumbres, frutas, hortalizas y cereales integrales para una vejez activa e independiente.