Julio Sosa, el varón del tango

El 2 de febrero de 1926 nació una de las grandes figuras del tango a lo largo de la historia por su imponente voz y su porte gardeliano.
2 de febrero 2023, 9:29hs

El 2 de febrero de 1926 nació el uruguayo Julio Sosa, una de las grandes figuras del tango a lo largo de la historia por su imponente voz y su porte gardeliano. Pasó los los últimos 15 años de su vida en Argentina, donde una trágica muerte lo sorprendió cuando apenas tenía 38 y un éxito arrollador.

Julio Sosa era la representación del "macho tanguero", lo que le valió su apodo, a diferencia de Gardel, quien conquistaba con matices dulzones tanto en su canto como en su gesto. En su país natal comenzó su carrera como cantante de tangos y llegó a Buenos Aires a los 23 años, donde lo alcanzó el éxito que luego lo transformó en leyenda.

Su voz cautivó rápidamente a los tangueros argentinos y entre 1949 y 1960 grabó más de 50 canciones siendo cantor de tres orquestas de la época: primero estuvo con la de Enrique Francini y Armando Pontier, en 1953 pasó a la de Francisco Rotundo y dos años después volvió a juntarse con Pontier (ya separado de Francini). En esta última grabó varias joyas, como Al mundo le falta un tornillo, Araca París y una de las versiones más populares de Cambalache.

Con el comienzo de la década del 60 decidió incursionar hacia lo solitario y armó su propia orquesta de compañía. Convocó al bandoneonista Leopoldo Federico y con el joven compositor e intérprete, Julio Sosa se convirtió en un referente ineludible del mundo del tango de aquel entonces, hasta el actual.

La carrera del varón del tango creció tanto que hasta llegó al cine, de la mano de Hugo del Carril, con una participación en “Buenas noches, Buenos Aires”, una película que se estrenó el 1° de octubre de 1964: poco menos de dos meses antes de su trágica muerte.

Sobre su famoso auto deportivo de color rojo furioso, el varón del tango pisó el acelerador a fondo y de manera descontrolada una madrugada del 26 de noviembre. Con tal velocidad manejaba que no pudo frenar y se llevó puesto un semáforo en el cruce de Figueroa Alcorta y Mariscal Castilla, en el porteño barrio de Palermo. Falleció  esa misma noche, tras varias operaciones que intentaron salvarlo.

Hugo del Carril intercedió para que el velorio de Julio Sosa pasase del Salón La Argentina, desbordado por la multitud, al Luna Park. El cortejo se hizo a pie y era tanta la masividad y el fanatismo que despertaba el cantor fallecido, que en el medio de la caminata por la avenida Corrientes, rumbo al Luna, sus admiradores frenaron el auto fúnebre, sacaron el cajón y continuaron llevándolo en andas.

Hoy es recordado como una leyenda del tango, y sus interpretaciones se siguen escuchando, trayendo de vuelta ese sentimiento que sólo el Varón sabía transmitir.

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