María Becerra vuelve a romper moldes con Infinitos como el mar, el segundo episodio del universo de Shanina, su alter ego artístico. Esta nueva entrega profundiza el tono oscuro y autodestructivo iniciado con Ramen para dos, y pone en el centro una historia de amor que deviene obsesión, en un entorno cargado de violencia emocional, deseo extremo y pérdida de identidad.
El vínculo que Shanina establece en esta etapa es con un hombre seductor y marginal, en cuyo mundo se sumerge sin reservas, adoptando sus hábitos, su entorno y su oscuridad. La narrativa se aleja de los clichés románticos y se acerca al concepto japonés de “yandere”: personajes dulces que, ante el amor, cruzan los límites de la cordura y la autoconservación. “Lo que comienza como amor, se convierte en delirio”, resume la propuesta.
El videoclip, dirigido por Diego Peskins y producido por Virgen Films, combina escenarios reales y animación con una estética inspirada en el manga, neones urbanos, talleres mecánicos y escenas visualmente impactantes, como Shanina siendo arrastrada encadenada por una camioneta. La música y las imágenes avanzan juntas en una experiencia que es tanto sensorial como conceptual.
Con este episodio, María Becerra consolida una propuesta integral donde cada canción es parte de una narrativa mayor. Shanina no solo es un personaje, sino un vehículo para explorar temas como el amor posesivo, la fragilidad emocional y la autodestrucción. Infinitos como el mar confirma a la artista como una de las voces más arriesgadas e innovadoras de la escena urbana, capaz de fusionar lo íntimo con lo visual, lo pop con lo profundo.





