“Nos decían que estábamos locos”, recuerda entre risas Roberto Guillard, el técnico asesor de la Cooperativa Desafíos Productivos, al rememorar los inicios de la producción de frutilla en el Chaco. En una entrevista con Radio Facundo Quiroga, repasó los primeros pasos de este cultivo que hoy se expande con fuerza en la provincia y abastece a una reconocida marca de yogures a nivel nacional.
La campaña frutillera chaqueña acaba de comenzar con la plantación de nuevas variedades que darán sus frutos en unos dos meses. “Hay que aguantarse un poquitito todavía para comer las buenas frutillas chaqueñas”, señaló. El objetivo es claro: aumentar el volumen de producción para satisfacer la demanda de empresas como Danon, interesadas en incorporar la fruta local en sus productos. Para eso, explicó, buscan incorporar nuevos productores y ampliar la superficie cultivada.
Con cerca de 50 productores activos, la estrategia consiste en acompañar a los nuevos interesados desde su primera experiencia, evaluando suelo y agua antes de incorporarlos como socios. “El productor que anda bien y le agarra la mano, se suma automáticamente a la cooperativa”, detalló Guillard, destacando también el trabajo conjunto con el Ministerio de Producción provincial.
La sequía, como en muchas otras producciones del norte argentino, también golpeó al sector. “Este verano fue durísimo: altas temperaturas, radiación solar extrema y casi sin lluvias. Nos afectó mucho la producción de verduras de hoja”, lamentó. Para las frutillas, que requieren riego constante durante seis meses, el agua almacenada sigue siendo un recurso fundamental.
Más allá de los desafíos, Guillard destaca el sabor único del producto local. “La gente quiere comer frutilla con gusto a frutilla”, afirmó. Ese perfil se logra gracias a un manejo diferenciado de suelo y nutrición, priorizando la materia orgánica sobre los fertilizantes químicos. Hoy, las frutillas chaqueñas se consumen en todo el país, con una identidad clara: sabor chaqueño y apuesta local.
