El Papa Francisco dejó clara su voluntad final respecto a su lugar de descanso eterno: la Basílica Papal de Santa María la Mayor en Roma. Esta decisión, hecha pública a través de su testamento, marca un precedente, ya que muchos pontífices anteriores fueron sepultados en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En su testamento, el Papa Bergoglio expresó su deseo de que sus restos mortales reposen en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico para encomendar sus intenciones a la Virgen Inmaculada y agradecer su protección. Su profunda confianza en la Virgen María como Madre de Nuestro Señor fue un factor determinante en su elección.
La Basílica de Santa María la Mayor es una de las seis basílicas papales en Italia y la primera iglesia que visitó Francisco tras ser elegido Papa. Fue construida por el Papa Liberio, y su fundación está ligada al "Milagro de la Nieve". Además, alberga el icono bizantino de la Virgen María, Salus Populi Romani, con el que Francisco tenía una relación muy estrecha, visitándola en cerca de 150 oportunidades durante su pontificado.
Un detalle significativo de su voluntad es la solicitud de un sepulcro sencillo, "sin decoración particular", con la única inscripción de su nombre papal en latín: Franciscus. Este deseo de sobriedad contrasta con la ornamentación que suelen tener las tumbas papales. El lugar específico elegido se encuentra en un nicho de la nave lateral, entre la Capilla Paulina (donde está la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza.
La elección de la Basílica de Santa María la Mayor también tiene un contexto histórico relevante, ya que han pasado 356 años desde que un Romano Pontífice, Clemente IX, fuera enterrado allí. En esta basílica también descansan los restos de San Pío V, Sixto V y Pablo V Borghese. Fuentes de la basílica indicaron que existía una hornacina que podría albergar la tumba de Francisco.
Finalmente, un dato curioso resalta: frente a la Basílica de Santa María la Mayor se encuentra la histórica sede de la Embajada de la República Argentina en Italia. De esta manera, Francisco descansará bajo la protección de la Virgen, junto a sus predecesores, y a pocos metros de donde flameará la bandera de su país natal.
