El fin de semana pasado marcó el esperado regreso de Franco Colapinto a la Fórmula 1, debutando con el equipo Alpine en el Gran Premio de Emilia Romaña, disputado en Imola, Italia. Aunque finalizó en el puesto 16, el desempeño del piloto argentino dejó señales positivas y generó ilusión entre sus seguidores y dentro del equipo.
Pese a un accidente en la primera fase de la clasificación, el ambiente interno en Alpine fue relajado y comprensivo. A diferencia de episodios previos en otras escuderías, esta vez Colapinto recibió apoyo, sin reprimendas ni presión extrema. Incluso compartió momentos distendidos con el CEO del Grupo Renault, Luca De Meo, reflejando la confianza que el equipo tiene en su joven piloto.
Otro punto destacado fue la libertad para interactuar con la prensa argentina, algo que no había ocurrido en su paso por Williams. Colapinto mostró una actitud descontracturada y se mostró accesible durante todo el fin de semana, facilitando el contacto con los medios y generando un vínculo cercano con sus seguidores.
Además, el piloto contó con la presencia de una figura especial: el jugador de pádel Fernando Belasteguín, admirado por Colapinto, quien lo acompañó durante la competencia. El fervor de los fanáticos argentinos fue notable, con una gran cantidad de seguidores que viajaron a Imola para alentar al corredor, que encendió nuevamente la pasión celeste y blanca en las tribunas.
En cuanto al rendimiento, Colapinto se mostró competitivo frente a su compañero Pierre Gasly, incluso logrando un tiempo de vuelta más rápido durante la carrera. Aunque reconoció que el auto aún presenta limitaciones, el piloto destacó el aprendizaje y la adaptación a su nuevo vehículo, con la mirada puesta en la próxima competencia en Mónaco, donde espera seguir avanzando y construir su camino en la máxima categoría del automovilismo.