El grito silencioso del Garrahan: son héroes de las cirugías y emprendedores para sobrevivir

El Hospital Garrahan, el centro pediátrico de mayor complejidad de Argentina, realiza un promedio de 30 cirugías programadas diarias, además de atender urgencias.
9 de junio 2025, 18:02hs

El Hospital Garrahan, además de atender urgencias, salvan vidas de niños, niñas y adolescentes con casos que no tendrían solución en otros lugares. Sin embargo, la semana pasada no hubo ningún avance concreto en el reclamo salarial de sus trabajadores, generando una profunda angustia entre quienes desempeñan las cirugías más complejas del país.

La difícil situación salarial es palpable en el día a día. Yanett Rodríguez, instrumentadora quirúrgica, viaja tres horas diarias entre ida y vuelta desde González Catán hasta Parque Patricios. Su salario básico ronda los 800.000 pesos, y con guardias puede llegar a 1.200.000 pesos, una cifra significativamente menor que los 1.800.000 pesos que una instrumentadora con su experiencia puede ganar en el sector privado. Para complementar, Yanett da clases que le suman 270.000 pesos mensuales.

La precariedad económica llevó a medidas desesperadas e inéditas. Marcela Báez, otra instrumentadora con 33 años de antigüedad en el Garrahan, reveló que nunca antes había visto a sus colegas tener que vender alfajores de maicena, chipá, budines o medias dentro del hospital para poder llegar a fin de mes. A pesar de los más de treinta años en la institución y de haber triplicado su sueldo al ingresar en 1992, ahora Marcela gana 1.500.000 pesos, lo que apenas le permitiría vivir si tuviera que pagar un alquiler.

La paradoja es cruda: mientras en el Garrahan se realizan cirugías que en otros lugares son consideradas imposibles, como operaciones de cáncer de hueso, cirugías fetales, o complejas intervenciones para corregir la posición del cráneo de un niño, los especialistas formados en el hospital se ven obligados a irse por cuestiones de sueldo. Los trabajadores sienten que se les trata como "ñoquis" o "malos trabajadores", a pesar de su dedicación y el riesgo que implica su labor.

Ante esta situación, los médicos residentes fueron los primeros en visibilizar el reclamo, ganando entre 797.000 y menos de un millón de pesos por 60 a 70 horas semanales de trabajo. Tanto ellos como el personal de planta han realizado paros y marchas exigiendo una recomposición salarial que les permita vivir de su trabajo, sin depender de ingresos adicionales por ventas de productos. A pesar de la angustia y los "rebusques", los trabajadores del Garrahan siguen sosteniendo el hospital pediátrico más importante del país.

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