El Dr. Claudio Waisburg, médico y neurocientífico, director del Instituto Soma y exjefe de Neurología Infanto Juvenil de INECO y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, ofrece valiosas perspectivas sobre el funcionamiento de nuestra memoria. Al abordar las preocupaciones sobre el olvido, especialmente con la edad, Waisburg enfatiza que "no hay que subvalorar el olvido, porque olvidar es común no es un error, no es un problema. Es casi una función adaptiva que permite que el cerebro deje espacio para poder acordarte". Explica que, al igual que un disco duro, el cerebro necesita "sacar ropa vieja" para hacer espacio para "ropa nueva", haciendo del olvido una función indispensable para recordar mejor.
La memoria, según el Dr. Weisburg, es una función esencial del cerebro humano, pero su funcionamiento depende fundamentalmente de la atención. "No memorizas nunca, lo que no atendiste". Distingue entre diferentes tipos de memoria, como la memoria a corto plazo o de trabajo, que almacena datos temporalmente (como un número de teléfono que se olvida tras usarlo), y la memoria a largo plazo, que conserva recuerdos por mucho más tiempo, incluyendo la memoria declarativa (hechos y conocimientos) y la inconsciente (habilidades y hábitos como caminar o andar en bicicleta). Subraya que, en el día a día, la preocupación por olvidar cosas cotidianas como llaves o el celular debe diferenciarse si la persona siempre fue distraída o si el olvido es un cambio repentino.
Más allá de la distracción, el estrés, el cansancio y la mala alimentación son factores cruciales que pueden afectar nuestra memoria. El Dr. Weisburg resalta la sabiduría ancestral: las abuelas tenían razón al decir "dormí bien porque vas a crecer mejor". Durante el sueño profundo, se libera la hormona de crecimiento y, de manera crucial, se consolidan muchos conocimientos, mejorando el funcionamiento ejecutivo del cerebro. Además del sueño, la actividad física regular (caminar media hora al día) y una alimentación saludable actúan como protectores cerebrales, mejorando el flujo sanguíneo, estimulando la plasticidad cerebral y proveyendo la "materia prima" necesaria para que el cerebro funcione bien.
El sueño, en particular, es un "superhéroe silencioso de la memoria". No se trata solo de la cantidad de horas, sino de la profundidad y calidad del sueño, ya que un sueño profundo permite al cerebro procesar y consolidar lo aprendido mucho mejor. Por ello, el neurocientífico afirma que "dormir no es un lujo. Es una inversión". Advierte que el sueño perdido durante la semana no se recupera el fin de semana. También es vital evitar las pantallas antes de dormir, ya que la luz azul que emiten engaña al cerebro haciéndole creer que es de día, interfiriendo con la producción de melatonina y la relajación necesaria para conciliar el sueño.
Finalmente, el Dr. Weisburg reitera la importancia de mantener el cerebro activo. Aunque prácticas como hacer crucigramas, estudiar idiomas o jugar ajedrez siguen siendo beneficiosas porque "generan un imagen mental asociada con que te permite poder recordar", lo más importante es "desafiar cuando vos aprendés cosas nuevas y cuando vos mantenés tu músculo cerebral en funcionamiento". Esto es un ejercicio continuo, como ir al gimnasio "todos los día". La sumatoria de un buen descanso, una alimentación rica en antioxidantes, omega 3 y vitaminas B, D, E, y el constante desafío mental son clave para proteger las neuronas y optimizar el funcionamiento cognitivo.





