Dos startups argentinas están desarrollando bacterias como sustitutos de insumos químicos para reducir el impacto ambiental, especialmente en la industria textil, que consume grandes cantidades de agua y genera emisiones contaminantes.
Una de estas empresas, Tintte, fundada en Córdoba y con laboratorio en Rosario, recibió una inversión de u$s 250.000 y produce pigmentos biodegradables a partir de actinobacterias no tóxicas, capaces de teñir tanto fibras naturales como sintéticas.
El proyecto, iniciado como un spin-off de Summabio, cuenta con un banco de 130 bacterias para crear una gama de colores y biocompuestos específicos. Tintte ya colabora con marcas como TN Platex, Hilandería Warmi y TS Designs para pruebas y colecciones experimentales.
El mercado global de colorantes textiles, valorado en más de 14.000 millones de dólares, está viendo un crecimiento en el segmento de soluciones sostenibles, proyectado en 2.000 millones para 2027, impulsado por regulaciones ambientales y la demanda de productos ecoamigables.
La startup argentina Tintte busca mejorar la eficiencia de sus biocolorantes, aumentando su afinidad con fibras como algodón y poliéster para reducir el consumo de agua y energía en el proceso de teñido. Actualmente trabajan en pruebas de concepto para su primer biocolorante y planean vender directamente a la industria textil a partir de 2025, aprovechando infraestructuras ya existentes para escalar la producción sin necesidad de construir una planta propia..
La startup argentina Tintte, enfocada en colorantes sostenibles, está desarrollando biocolorantes eficientes para reducir el consumo de agua y energía en la industria textil, un mercado en expansión que podría alcanzar los u$s 2.000 millones para 2027. Planean iniciar ventas en 2025, utilizando infraestructuras externas para escalar sin construir una planta propia.
La incubadora de empresas GRIDX, especializada en biotecnología, impulsa startups como CyanoMin, que desarrolla una tecnología para producir carbonatos de calcio de alta pureza mediante cianobacterias, con un enfoque más sostenible y de menor impacto ambiental que la minería tradicional.
CyanoMin, fundada en Córdoba, utiliza biorreactores para precipitar carbonatos puros, destinados a las industrias del plástico, papel y pinturas. Su método evita el consumo energético alto y los residuos tóxicos generados por métodos fisicoquímicos.
A corto plazo, buscan optimizar el proceso para hacerlo competitivo, sin planear construir planta propia; en su lugar, prevén posibles alianzas en EEUU, donde el mercado y las ventajas fiscales para la captura de carbono son atractivos.
La startup tucumana BioBlends, fundada recientemente, se centra en crear bioconservantes gaseosos a base de bacterias para alargar la vida útil de alimentos, respondiendo a la demanda de conservantes naturales en la industria alimentaria. Su primer prototipo permite que el pan se conserve sin moho hasta 15 días sin refrigeración.
A medida que desarrollan soluciones específicas para diferentes alimentos, emplean bioinformática e inteligencia artificial para personalizar sus bioconservantes según cada tipo de contaminante. BioBlends espera completar el desarrollo en laboratorio en un año, iniciar pruebas de producción y decidir su modelo de negocio para comercializar en 18 a 24 meses.