El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que en las próximas dos semanas tomará una decisión fundamental sobre si su país se involucrará militarmente de forma directa contra Irán. Esta declaración se produce en un contexto de escalada bélica en la región, tras recientes ataques entre Israel e Irán. A pesar de la tensión, Trump también sugirió la posibilidad de negociaciones sustanciales en el futuro cercano.
Según informes, el gobierno estadounidense evalúa la opción de atacar el reactor de enriquecimiento de uranio de Fordo, una instalación subterránea y blindada que requeriría el uso de "bombas rompebúnkeres" para ser alcanzada. Simultáneamente, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, advirtió que el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, se convirtió en un objetivo militar, luego de que misiles iraníes impactaran un hospital en Beersheba y edificios residenciales en Tel Aviv, dejando al menos 240 heridos.
En respuesta a estos ataques, Israel bombardeó el reactor de agua pesada de Arak, una infraestructura clave para la producción de plutonio. La televisión estatal iraní informó que el complejo había sido evacuado antes del ataque y que no se detectó radiación. El conflicto fue severo: Israel causó más de 600 muertes en Irán, incluidos civiles, y destruyó sitios nucleares y lanzadores de misiles. Por su parte, Irán respondió con 450 misiles y 1.000 drones, la mayoría de los cuales fueron interceptados.
A pesar de la retórica belicista, Trump mantiene abierta la vía diplomática y el canciller iraní, Abbas Araghchi, tiene previsto viajar a Ginebra para reunirse con representantes de la Unión Europea, Reino Unido, Francia y Alemania. No obstante, Jamenei advirtió que una intervención directa de Washington causaría "daños irreparables", mientras que el presidente del Parlamento iraní, Mohammad Qalibaf, afirmó que Trump "no logrará paz mediante amenazas de guerra". La ONU, por su parte, confirmó que no puede verificar el stock de agua pesada en Arak debido a restricciones impuestas por Teherán a sus inspectores.
Esta delicada situación, dada a conocer, subraya la complejidad y los altos riesgos del conflicto en Medio Oriente. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó su confianza en que el presidente Trump "hará lo mejor para Estados Unidos", mientras la comunidad internacional observa con atención el desenlace de esta crucial decisión.