Cada 2 de junio se celebra el Día Nacional del Bombero Voluntario, en homenaje a quienes dedican su vida a proteger a los demás sin esperar nada a cambio.
La fecha recuerda la fundación del primer cuerpo de bomberos voluntarios de Argentina, que nació en el barrio porteño de La Boca en 1884. Aquel día, vecinos autoconvocados, liderados por Tomás Liberti y su hijo, formaron una cadena humana para sofocar un incendio en un conventillo. Esa acción solidaria dio origen a un movimiento que hoy abarca todo el país.
El primer cuartel funcionó en la calle Necochea y hoy se ubica en Brandsen al 500. Su lema, “Volere e Potere” (Querer es poder), sigue siendo una guía para los miles de hombres y mujeres que integran el sistema. En 2001, la fecha fue oficializada por el Congreso Nacional mediante la Ley 25.425.
Actualmente, más de 58 mil bomberos y bomberas voluntarias cubren el 80% del territorio nacional, brindando una respuesta profesional y altruista a emergencias de toda índole: incendios, accidentes de tránsito, rescates, incidentes químicos y más. Además, desarrollan tareas de prevención, capacitación y compromiso comunitario.
“Ser bombero voluntario no es solo una profesión, es una pasión, una forma de vida, parte de la esencia e identidad de quienes siguen ese camino de abnegación, sacrificio y desinterés”, destacó el Consejo Nacional de Bomberos de la República Argentina. Su labor diaria es, sin dudas, motivo de orgullo nacional.