Cada 2 de septiembre, Argentina celebra el Día de la Industria, una fecha que destaca la importancia de un modelo de desarrollo basado en la producción industrial y no solo en la exportación de materias primas.

La conmemoración tiene sus raíces en el siglo XVI, cuando el 2 de septiembre de 1587, desde el Riachuelo, zarpó la carabela San Antonio hacia Brasil con una carga de productos manufacturados en Santiago del Estero. Entre ellos se encontraban cubrecamas, frazadas, sombreros y bolsas de harina, junto con barras de plata del Potosí, exportadas ilegalmente.

Aunque el desarrollo industrial argentino no comenzó hasta bien entrado el siglo XX, esta fecha marca un hito en la historia económica del país. Desde la consolidación del modelo agroexportador en 1853 hasta la crisis de 1930, que impulsó la necesidad de sustituir importaciones, la industria ha tenido avances y retrocesos. La industrialización vivió su auge a partir de 1945, pero sufrió fuertes golpes durante la Revolución Libertadora de 1956 y la dictadura de 1976, cuyas consecuencias aún afectan al sector.

El Día de la Industria es un recordatorio de la importancia de fomentar un desarrollo equilibrado y autosuficiente para el país, aprendiendo de su historia y buscando un futuro con mayor estabilidad y crecimiento económico.