Hoy se celebra el Día Mundial del Algodón de Azúcar, la golosina que ha endulzado generaciones y que sigue siendo un símbolo de diversión en parques, ferias y eventos. Este icónico dulce, preferido por grandes y chicos, nos transporta a recuerdos de la infancia con su textura ligera y esponjosa.

El algodón de azúcar tiene su origen en el siglo XV, cuando reposteros italianos comenzaron a crear hilos finos de caramelo líquido para decorar pasteles. Sin embargo, su forma moderna nació en 1899, cuando William Morrison y John C. Wharton patentaron una máquina capaz de producir esta delicia. Fue presentado al público por primera vez en la Feria Mundial de Francia en 1900 bajo el nombre de Fairy Floss (seda de hadas). En 1949, la empresa Gold Medal Products mejoró el diseño de las máquinas, permitiendo su popularización a gran escala.

La preparación del algodón de azúcar es fascinante: el azúcar se derrite mediante calor en una máquina, transformándose en hilos que se recogen con un palito para formar su característica apariencia de nube. Su elaboración en casa también es posible con utensilios básicos y recetas disponibles en línea.

Entre las curiosidades sobre esta golosina, destacan sus diversos nombres según la región: Cotton Candy en países anglosajones, Algodón de Caramelo y Barba de Papá en Francia. Además, existen recetas extravagantes como helados o pizzas con algodón de azúcar, que desafían los límites de lo convencional.

Con 643 kilocalorías por cada 100 gramos, el algodón de azúcar no solo es un placer dulce, sino también una muestra de creatividad en la cocina, recordándonos que a veces las cosas más simples pueden ser las más memorables.