Cada 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta, una efeméride proclamada por la ONU en 2018 con el objetivo de visibilizar la importancia de este medio de transporte ecológico, saludable y accesible. Su uso no solo beneficia la salud individual, sino que también contribuye a mitigar la contaminación y el cambio climático.
La historia de la bicicleta se remonta al siglo XIX, cuando surgieron los primeros modelos de madera que requerían impulso con los pies. Fue recién en 1861 que Ernest Michaux incorporó los pedales delanteros, dando inicio a una evolución que la convirtió en el vehículo que conocemos hoy.
En tiempos modernos, la bicicleta se ha transformado en una necesidad urbana. Es económica, no emite gases contaminantes, reduce el tráfico y mejora la calidad de vida. Además, es una excelente aliada del deporte y del bienestar físico, ayudando a quemar hasta 600 calorías por hora.
El mundo del ciclismo está lleno de datos fascinantes: existen más de mil millones de bicicletas en el planeta, el doble que autos; la bicicleta más cara cuesta un millón de dólares y está decorada con oro y piedras preciosas; y en ciudades como Ámsterdam hay más de 400 kilómetros de carriles bici.
En este Día Mundial, se celebra no solo su historia y evolución, sino también su potencial transformador en la vida cotidiana y su contribución indispensable a un futuro más limpio y saludable para todos.